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lunes, 29 de septiembre de 2008

Víctor Jara: el canto infinito


Por Karla Zamora y Marisol Briones

El cantautor chileno Víctor Jara fue asesinado el 16 de septiembre de 1973 en un estadio de Santiago, al que fue remitido junto a 5 mil personas más por la dictadura militar de Augusto Pinochet durante el golpe de estado al gobierno de Salvador Allende.

Referente de la música latinoamericana y fiel testimonio artístico de expresiones populares de protesta, nació el 28 de septiembre de 1932. Fue músico, cantautor y director de teatro.

Consciente de que la música era la esencia de su existencia social, participa con el grupo Cuncumén, es director artístico del conjunto Quilapayún, colabora con Inti Illimani, Violeta y Ángel Parra.

Fue embajador cultural del Gobierno de Unidad Popular. Dirigió el homenaje a Pablo Neruda, en el Estadio Nacional, al regreso del poeta a Chile, luego de recibir el Premio Nobel.

Sus manos, a partir de su muerte pasaron a ser leyenda, existen dos versiones. De un lado, la de quienes afirman que tras recibir fuertes golpizas y soportar diversos métodos de tortura, esas manos que alegremente rasgaban la guitarra , le fueron trituradas con las culatas de los fusiles hasta dejarlas deshechas, y del otro, la de quienes se aventuran a asegurar que ambas le fueron amputadas.

Lo cierto es , como lo estableció en 1990 la Comisión de Verdad y Reconciliación, su cuerpo fue arrojado a unos matorrales cerca del Cementerio Metropolitano para ser llevado más tarde a la morgue .

Al hacer el reconocimiento su esposa, la bailarina inglesa Joan Turner Jara manifestó

Tenía los ojos abiertos y parecía mirar al frente con intensidad y desafiante, a pesar de una herida en la cabeza y terribles moratones en la mejilla. Tenía el pecho acribillado y una herida abierta en el abdomen; las manos parecían colgarle de los brazos en extraño ángulo, como si tuviera rotas las muñecas.

Víctor Jara, se llaman ahora el estadio en que fuera torturado junto a otros cinco mil chilenos y que ahora es un centro de arte y cultura, un barco, una goleta construida en 1917 y navega en aguas alemanas… y hasta el planeta menor.

Carta de Paulino Espinoza

Hace 39 años, el 14 de septiembre de 1979 cientos fuimos cocidos a balazos por guardias nacionales, policías nacionales y vigilantes de la Unidad Primero de Mayo del Seguro Social en San Salvador. Yo fui de los más afortunados, solamente sufrí una herida de bala en mi pie izquierdo. Más de una decena de compañeros y compañeras perdieron la vida. ¿Nuestro delito? Protestar por la celebración militar de la independencia patria que se realizaría al día siguiente.

En nuestro país es típico en estas fechas ensalzar las virtudes de nuestros próceres y desarrollar campañas publicitarias que nos despierten nuestro orgullo por ser salvadoreños y el amor a la patria, pero ¿Qué es la patria?

La patria no es el país ni la nación, la patria es otra cosa. Patria significa en sus orígenes más profundos, familia o clan, tierra paterna; a ella nos sentimos ligados por distintas razones. Su sentido más completo lo adquiere del concepto de común unidad, de la comunidad como tal.

Sin embargo, para los comerciantes la patria es precisamente el territorio, el lugar donde negocian y de donde sacan usufructo, por eso la defiende a capa y espada. No les importa matar, mentir, destruir y mancillar a quien se les ponga enfrente porque para ellos lo más sagrado de su patria es su ganancia; por eso nada les aterra más que escuchar ideas que atenten contra su propiedad privada y contra su Dios: el mercado.

En los años 70's descubrimos, en el canto popular, una idea de patria distinta. La patria no es el territorio ni el país. La patria está "en los que no tienen nada que perder", en la gente, en los y las trabajadoras que solamente tienen sus manos vacías para procurarse el sustento. Esa gente que ha demostrado en repetidas ocasiones, a lo largo de nuestra historia, ser generosa hasta el sacrificio de la propia vida, gente que cuando "come y bebe no se olvida de su hermano que tiene hambre y tiene sed" como cantaba Viglietti en su disco "Trópicos".

Ejemplo de esta idea de patria la podemos encontrar en múltiples canciones. Después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, nuestros hermanos chilenos cantaban a una patria herida de muerte y a pesar del sufrimiento, sus canciones seguían proponiendo construir una patria que, reconociendo y asumiendo el pasado, se proyectara con esperanza en el futuro "Chile será de nuevo estrella, surco y mar, Patria de multitudes"…[1]

Mi queridísimo Gabino Palomares también reafirma este concepto: "Voy a hablarte querido compañero de la patria que ha de forjarse abajo, por los que hacen andar las herramientas y no tienen más riqueza que sus manos".[2] Gabino señala claramente que la patria verdadera es la que hacen los hombres y mujeres que trabajan y que la patria debemos forjarla desde abajo.

Joan Manuel Serrat nos dijo, hace ya varios años, cuando visitaba la tumba de los mártires de la UCA en la capilla de la misma universidad, que él había aprendido de su madre, que la patria era el lugar a "donde a uno le daban de comer", es decir, la patria es también solidaridad con el que sufre.

Pedro Geoffroy Rivas en su poema "Para los nietos del jaguar" reafirma esta postura: "Desde abajo, desde donde fue el principio vino creciendo la raíz, extrañamente hacia arriba, buscando luz, tal vez aires respuestas, escaleras para los jugos primordiales, oscuro metal marcándonos hasta un futuro irremediable. Así se gritó el rumbo, se trazó la señal, se roturo el surco de la estirpe…"

Roque Dalton apunta en la misma dirección cuando, en el Poema de Amor, después de describir con rabia, dolor e ingenio quienes somos los salvadoreños, dijo que la patria está precisamente allí, en los "tristes más tristes del mundo, mis compatriotas, mis hermanos".

Luis Enrique plantea que el regreso a la patria se hace "cargado de ayeres, ranchos y dolor"[3]; Guillermo Cuéllar escribió en su canción "Canto a la patria revolucionaria"[4], que esa patria se construye a partir de hombres y mujeres nuevos; Andrés Espinoza, en su canción "Cada día", dice que esa patria se construye con amor por los demás y el Grupo Son ¾ en su canción "Dios, Unión, Libertad" plantea una recuperación de los valores expresados en nuestro símbolos patrios[5].

Todas estas ideas nos indican que no se puede construir una patria si como pueblo no recuperamos nuestra dignidad, es decir el respeto que, como seres humanos, todos y todas merecemos, de la igualdad esencial que todos y todas tenemos tenemos, del valor de la persona.

Del irrespeto a este valor, del no reconocer al otro o a la otra como un ser con derechos iguales a los míos, viene el desprecio por la vida. Hace treinta y cinco años no hubieran matado a Víctor Jara con más de 40 disparos -como registra su autopsia- si sus victimarios lo hubieran visto como persona. Pero ellos tuvieron que degradarlo, despreciarlo, humillarlo primero. Lo mismo hicieron con los centenares de niños del Mozote y tantos otros. Por esto mismo, esta idea de patria no tiene fronteras; por eso José Martí decía "Nuestra América"; por eso también debe de dolernos la muerte de Salvador Allende y los miles de chilenos y chilenas víctimas del golpe de septiembre del 73 y debe dolernos la muerte del sacerdote jesuita James Francis Carney Hanley, "el padre Guadalupe" a quien recordaremos el próximo 21 de septiembre con una misa en la Ciudad de El Progreso en Honduras.

Por ello, para construir una verdadera patria, debemos recuperar esa dignidad a partir del testimonio de las victimas y de los hombres y mujeres que antes lucharon inclaudicablemente: Anastacio Aquino, la mujeres del 44, Prudencia Ayala, Monseñor Romero, Rutilio Grande, Rufina Amaya, Mélida Anaya Montes, Cayetano Carpio, Patricia Cuellar, Apolinario Serrano -asesinado el 29 de septiembre de 1979 junto a Patricia Puertas-, María Elena Salinas, José López y Félix García, Justo Mejía, María Julia Hernández, Giovanni Quesada, la víctimas del Mozote y Sumpul, solamente por mencionar algunos ejemplos que tengo más a flor de piel.

Ver al pasado es entonces algo vital, imprescindible. No se puede ver al futuro sin un referente. Ellacuría nos enseñó que esa vista al pasado debería estar acompañada de un método que llamó "historización", es decir, dimensionar en su justa medida los acontecimientos en su contexto real, pero extrayendo y actualizando sus enseñanzas. Se tiene que ser muy torpe, o miope, o mal intencionado, o bien, indigno, prepotente o malicioso, para no entender esto.

Les propongo que revisen la letra de nuestro himno nacional, especialmente en su tercera estrofa que dice "Respetar los derechos extraños y apoyarse en la recta razón es para ella, sin torpes amaños, su invariable, más firme ambición", y que recuperaremos su mensaje y con ello volver a la historia, volver a las heridas y si es necesario abrirlas nuevamente. A veces los doctores abren las heridas para quitar la infección.

Termino con este poema que bien hubiera querido escribirlo esta madrugada en que me desperté pensando estas cosas, pero que fue escrito por Pedro Geoffroy en 1954.

Patria

Patria sin superficie,

Hondura solo

Apretada raíz inacabable.

Patria sin voz,

Mirada únicamente,

Eterna claridad,

Sonrisa pura.

Patria sin realidad,

Apenas sueño,

Dulce visión de vegetal violento.

Patria sin alegría:

Dolor

Y otro dolor

Y más dolor

Y lágrimas de piedra.

Patria con esperanza,

Firme,

Pura,

Desolada,

Limpia:

Tú me has vuelto el volcán dentro del pecho


San Salvador, 14 de septiembre de 2008.


[1] Patria de multitudes de H. Gómez y E. Carrasco que en las voces de Quilapayún en su disco "Patria"……

[2] Canción "A la patria", en su disco SALIMOS, de Ediciones Pentagrama, México

[3] Canción "Volveré a mi pueblo" en el disco "Amando en tiempo de guerra"

[4] Grabada por el Yolocamba I Ta en Vancouver, Canadá en 1982 en el álbum del mismo nombre.

[5] Del álbum "Por este medio", canción de Carlos Serpas


jueves, 18 de septiembre de 2008

Mujeres en lucha por la libertad


Las mujeres siempre han tenido participación en los procesos sociales y políticos de los países, sin embargo sus aportes han sido invisibilizados a favor del protagonismo masculino.

Gracias a las investigaciones realizadas por el historiador Carlos Cañas Dinarte comenzamos a conocer su protagonismo durante las gestas contra la corona española.

Las hermanas Miranda fueron las dos primeras mujeres salvadoreñas que sufrieron vejaciones en las luchas por la independencia.

Los comisarios Juan Morales, Antonio Reyes e Isidro Sibrián y las señoras María Feliciana de los Ángeles Miranda y Manuela Miranda, se levantaron en armas con gente que reunieron en Piedra Bruja... Asaltan la población de Sensuntepeque, se toman el cuartel, deponen su subdelegado español José Muñoz...

Por estos actos fueron capturados por las autoridades españolas, ellos fueron enviados al castillo de Omoa y ellas recluidas como castigo en un convento de la localidad de San Vicente de Austria y Lorenzana, como parte de la servidumbre del cura párroco del convento. Antes fueron condenadas a recibir latigazos en la plaza central de San Vicente.

María de los Ángeles murió a principios de 1812, cuando su espalda desnuda recibió las descargas del látigo de su verdugo frente a la multitud reunida en la Plaza Central de San Vicente. Al momento de su muerte, rondaba los 22 años de edad.

Fue declarada Heroína de la Patria mediante el decreto legislativo 101 (30 de septiembre de 1976).

Otras mujeres que participaron en la gesta independentista y de la cual la historia recoge sus nombres son: Manuela Antonia Arce de Lara,María Felipa Arazamendi, María Madrid, Francisca de la Cruz López, María Bedoya de Molina,Ana Andrade Cañas,María Teresa Escobar

Juana de Dios Arriaga, Inés Anselma Ascencio de Román, Dominga Fabia Juárez de Reina, Úrsula Guzmán y Gertrudis Lemus. Las dos últimas suministraron piedras y armas a los indios y mulatos que, el 24 de noviembre de 1811, participaron en enfrentamientos en esa localidad santaneca, dirigidos por el prócer Juan de Dios Mayorga.

El 15 de septiembre de 1821, en las afueras del Palacio de los Capitanes Generales, una mujer fue determinante para decidir la balanza de la historia a favor de la Independencia. María Bedoya de Molina, esposa del prócer guatemalteco doctor Pedro Molina, hizo que una banda tocara música en la plaza y llamó al pueblo a concentrarse en el lugar, mediante la quema de cohetes de vara. A los pocos minutos, una multitud se reunió frente al edificio y así los notables se vieron obligados a decretar la emancipación política de las provincias centroamericanas.

Carlos Cañas nos ayudará a profundizar este conocimiento conversando en Cultura con Vos,este jueves....

Fuentes: Carlos Cañas, Patricia Iraheta y Francisco Monterrey

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Día Internacional De La Mujer Indígena

Por Karla Zamora y Marisol Briones

Soy una mujer indígena, hija de la tierra y el sol, pertenezco a una raza con una cultura milenaria que hoy conservo como un tesoro... Convivo con lo que me rodea, con la lluvia, el viento, la montaña, el cielo...

Sé sembrar con la Luna los frutos del alimento, teñir la lana para hacer el tejido, hacer medicina como me enseñó mi abuela, cantar al nuevo día. Sé amasar sencillamente con fidelidad y con ternura... Soy mujer indígena, mujer como la Madre tierra, fértil, callada, protectora y fuerte.

El día internacional de la mujer indígena fue instituido en honor a la lucha de Bartolina Sisa valerosa, mujer indígena y guerrera, quien se opuso a la dominación y la opresión de los conquistadores.

Fue brutalmente asesinada por las fuerzas realistas españolas el 5 de septiembre de 1782, en la Paz, Bolivia.

Batolina junto a Tupac Katari, en la zona de la Paz y Tupac Amaru y Micaela Bastidas, en el Cuzco, Perú, organizan a los quechuas y aymaras en su lucha contra el yugo español .Ella comandaba los ejércitos quechua-aymaras con gran éxito. Esa fuerza y tesón de esta gran luchadora aymara es la que ha trascendido la historia.

En el mes de julio de 1781, Bartolina Sisa es apresada y un 5 de septiembre de 1782 es sentenciada a muerte junto a su cuñada Gregoria Apaza, otra gran heroína aymara. Ambas son torturadas y vejadas públicamente por las calles de La Paz. Bartolina es ahorcada y descuartizada, para dejar cada una de sus extremidades en los lugares donde ella comandó las tropas indígenas. Su cabeza fue colgada en la localidad de Jayujayu (provincia de La Paz).

En memoria de su ejemplo se rinden homenajes este día en diversas partes del mundo.

Actualmente lideresas de las comunidades y organizaciones indígenas del Norte, Centro y Sur de América celebran foros, intercambian experiencias para enfrentar los nuevos retos.

Debemos de reconocer la importancia de la mujer indígena como portadora vital de la herencia cultural, la que enseña la lengua ancestral a los hijos e hijas, la que continúa con las tradiciones, la que resiste las diferentes formas de violencia estructural precisamente por su triple condición de excluida: ser indígena, ser pobre, ser mujer.

Este próximo jueves estaremos abordando este tema en los estudios, desde las 5:00 de la tarde, a través del 91.7 del F.M. – YSUCA [escuche programa en línea].